Nos dan miedo las moralejas… no vayamos a condicionar sus vidas. Y a mí me ha ido bien saber que en el bosque los lobos pueden asaltarte con las más suculentas pretensiones y saber que si voy de sirenita es posible que algún tiburón entre en escena sin miramientos. Los tres cerditos no pueden maltratarse por un temor reverencial al mundo animal y Hansel y Gretel deben considerar la conveniencia del equilibrio calórico ante un empacho de chocolate.
No nos compliquemos. Los niños tienen mentes simples y, por ello, gigantes. Al pan pan y al vino vino. Que llamando a las cosas por su nombre les ayudamos a crecer y a elegir.
En el día mundial del libro infantil propongo recuperar la moraleja sin complejos.
Ángeles Montuenga, Presidenta de la Fundación Nins
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